lunes, 5 de noviembre de 2012

RIÑONES Y SEDENTARISMO

Estar sentado mucho tiempo puede perjudicar los riñones. ¿Solución? ¡El ejercicio!

¿Cuánto tiempo pasas viendo televisión, frente a la computadora o en tu escritorio, e incluso en el auto o en el transporte público? Si no te lo habías preguntado, es momento de que reflexiones sobre este tema. ¿Por qué? Porque estar mucho tiempo sentado puede resultar perjudicial para tus riñones. Así lo ha detectado un estudio reciente que se suma a investigaciones anteriores que demuestran por qué la inactividad física puede ser mala para la salud.
Es cierto que el cómodo sillón de casa puede ser tentador, sobre todo luego de un pesado día de trabajo (en el que posiblemente también hayas estado sentado la mayor parte del tiempo). Sin embargo, ponerte en movimiento puede ser más relajante y mejor para tu bienestar físico y mental.
Cada vez son más los estudios que demuestran los posibles daños que la silla, el cómodo sofá y el sedentarismo en general pueden hacerle a tu cuerpo. Ahora, una investigación desarrollada por unos científicos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, ha encontrado que estar sentado mucho tiempo puede afectar a los riñones negativamente, en especial en el caso de las mujeres. El ejercicio probó ser el antídoto contra el riesgo de padecer enfermedad renal, pero solamente entre los hombres.
Para llegar a esas conclusiones, que aparecen en la edición de octubre de la revista American Journal of Kidney Diseases, los investigadores categorizaron a más de 5,600 personas que tenían entre 40 y 75 años de edad de acuerdo a la cantidad de tiempo que pasaban sentadas cada día, y de acuerdo a cuánto ejercicio de moderado a vigoroso hacían.
Así detectaron que las mujeres que estaban sentadas menos de tres horas al día tenían 30 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica (enfermedad de los riñones crónica) que las que pasaban sentadas más de ocho horas al día. Por su parte, los hombres que estaban sentados menos de tres horas al día tenían un 15 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los que estaban sentados más de ocho horas al día.
Además, el estudio detectó que los hombres que pasaban mucho tiempo sentados pero que hacían actividad física con regularidad tenían 30 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los que estaban sentados mucho tiempo y eran inactivos. Sin embargo, la actividad física no redujo el riesgo de la condición en las mujeres que pasaban mucho tiempo sentadas.
La enfermedad renal crónica se produce cuando los riñones pierden la capacidad de filtrar suficiente cantidad de desechos de la sangre y de regular el balance de sal y agua en el cuerpo. Con el tiempo, los riñones producen menos orina o dejan de producirla por completo y los desechos y el agua se acumulan en el cuerpo, lo que puede causar un exceso de líquidos que puede poner en peligro la vida (causando insuficiencia cardíaca congestiva o falla cardiaca, por ejemplo), además de una acumulación peligrosa de los desechos en la sangre y cambios intensos en la composición química de la sangre, que con el tiempo pueden afectar el funcionamiento del corazón y del cerebro.
La insuficiencia renal o falla renal (del riñón) no es el único problema que se relaciona con permanecer sentado por tiempo prolongado. Varios estudios anteriores ya habían vinculado al sedentarismo con la posibilidad de sufrir muerte prematura y cada día surgen más razones que te deben estimular a realizar actividades físicas, para fortalecer el corazón, mantener el peso apropiado, controlar el colesterol y prevenir varias enfermedades. Por ejemplo:
Si pasas mucho tiempo sentado(a) en una silla, ya sea por tu trabajo o por inercia, anímate a cambiar tus hábitos y ponte en movimiento. No sólo cuidaras la salud de tus riñones sino de todo tu cuerpo. Y si lo que te mantiene pegado a la silla es el trabajo, puedes implementar algunas estrategias que te obliguen a ponerte de pie, por ejemplo:
  • Párate varias veces a servirte agua o un refrigerio, en lugar de guardar las bebidas o la merienda en tu escritorio.
  • Recibe las llamadas telefónicas de pie.
  • Camina a donde se encuentra un compañero/a de trabajo en lugar de llamarlo/a o mandarle un e-mail.
  • Si trabajas conduciendo un automóvil o coche, asegúrate de parar y estirar las piernas cada cierto tiempo.
  • Saca tus copias o recoge las impresiones que hiciste en lugar de pedirle a alguien que te las lleve a ti.
  • Si puedes, mantente de pie durante una reunión o una conferencia.
  • Si trabajas en casa, levántate para ir al baño, para ir a la cocina, para subir las escaleras o para dar una vuelta por la casa.
Y al fin del día o en algún horario libre que tengas, busca algún deporte o alguna actividad física que puedas practicar con regularidad. Todo vale para ponerte en acción y no importa qué excusas uses o inventes, lo importante es que no se te vaya el día y de repente te des cuenta de has estado la mayor parte de él pegado a un asiento.

EL TOMATE!!!

Come más tomate para reducir el riesgo de un accidente cerebrovascular (ACV)

Una dieta sana, rica en frutas y vegetales frescos, es siempre recomendable para la salud general. Pero si en ella abunda el tomate (jitomate), probablemente disminuirás tu riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). ¿La razón? El tomate contiene una poderosa sustancia antioxidante: el licopeno.
Una ensalada de tomate fresco, una sopa de tomates, o unos sencillos tallarines ¡con salsa de tomate! son una delicia para el paladar. ¿Y qué tal si además de complacer al estómago todos esos platos te protegieran de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV), también conocido como apoplegía o derrame cerebral? Pues es posible. En VidaySalud ya te hemos hablado anteriormente sobre las medidas que se deben tomar para disminuir el riesgo de desarrollar un accidente cerebrovascular. Entre ellas: evitar beber bebidas alcohólicas en exceso, controlar la presión arterial y el nivel del colesterol en la sangre, mantener a raya la diabetes, hacer ejercicio regularmente y llevar una dieta saludable baja en grasas y en sal.
Pero existe un factor menos conocido. Un estudio realizado en la Universidad de Finlandia Oriental, y publicado en la edición del 9 de octubre de la revista Neurology, parece asociar el consumo de tomates, así como platillos a base de tomates, con una reducción en el riesgo de desarrollar accidentes cerebrovasculares (ACV). De acuerdo a los investigadores, la causa podría ser que los tomates son ricos en licopeno, una sustancia de la familia de los carotenoides, con propiedades antioxidantes, que le da al tomate su característico color rojo.
Los investigadores examinaron los niveles del licopeno en más de mil hombres que tenían entre 46 a 65 años al comenzar el estudio y los siguieron un promedio de doce años. Durante el período de seguimiento, 67 de los hombres sufrieron un ACV. Los participantes se dividieron en cuatro grupos.
Según los resultados del estudio, el grupo con los niveles más altos de licopeno tuvo 55% menos probabilidades de sufrir un ACV (11 entre 259 participantes) que el que tenía los niveles más bajos de licopeno (25 ACV entre 258 participantes). Pero cuando los investigadores se enfocaron sólo en los ACV causados por coágulos sanguíneos, los resultados fueron aun más interesantes. Los hombres con los niveles más altos de licopeno tuvieron 59% menos probabilidades de sufrir un ACV que los hombres con los niveles más bajos. El estudio parece demostrar una relación entre las concentraciones más altas de licopeno en la sangre y una reducción en la incidencia de ACV.
El licopeno, además, parece reducir la inflamación, mejorar el funcionamiento del sistema inmunológico y evitar la acumulación de placa y la formación de coágulos.
Por cierto que los investigadores analizaron también los niveles de otros antioxidantes (entre ellos: alfa carotenos, beta carotenos, alfa tocoferol y retinol), pero no encontraron ninguna relación entre esos compuestos en la sangre y las probabilidades de sufrir un ACV.
Según un comunicado de prensa de la Academia Americana de Neurología, el autor del estudio añade que el resultado se suma a las evidencias que indican que una dieta rica en frutas y verduras se asocia con un riesgo más bajo de sufrir un ACV. Su recomendación es que las personas consuman más de cinco porciones de frutas y verduras al día, incluyendo de modo especial el tomate y los alimentos que lo contengan, como jugos y salsas. Ten presente que mientras más maduro esté el tomate más licopeno contiene.
Otros beneficios del rico tomate
Además de su relación con la reducción de los ACV, el tomate parece tener otros beneficios en el organismo. Por ejemplo:
  • De acuerdo a estudios realizados por el Illinois Institute of Technology, el tomate podría disminuir el riesgo de algunas enfermedades cardiovasculares, de ciertos cánceres y de la osteoporosis. Aunque la evidencia científica no respalda estos hallazgos en un 100% , ya que se requieren más estudios al respecto. Esto se debe a que otros estudios no han encontrado estos beneficios consistentemente.
  • Se sabe que el tomate es una fuente maravillosa de vitaminas A, C, E, ácido fólico y potasio, así como de algunos bioflavonoides. También se sabe que los bioflavonoides (quercentina y kaempferol), que contiene el tomate, se concentran en la piel y que quizá podrían ayudar con la inflamación y las alergias. De acuerdo a un estudio de la Universidad de California-Davis, estos compuestos (la quercentina y el kaempferol) son un poco más abundantes en los tomates orgánicos que en los que se cultivan de la forma tradicional.
Bueno, pues ya sabes cómo poner tu granito de arena para mejorar tu salud y reducir el riego de sufrir accidentes cerebrovasculares: vigila tu dieta, controla tu presión arterial y tu colesterol, mantente físicamente activa(o)… ¡y come mucho tomate!