Conceptos
básicos
El agua es el
principal e imprescindible componente del cuerpo humano. El ser humano no puede
estar sin beberla más de cinco o seis días sin poner en peligro su vida. El
cuerpo humano tiene un 75 % de agua al nacer y cerca del 60 % en la edad adulta.
Aproximadamente el 60 % de este agua se encuentra en el interior de las células
(agua intracelular). El resto (agua extracelular) es la que circula en la sangre
y baña los tejidos.
Estructura y propiedades del agua
La molécula de agua está formada por
dos átomos de H unidos a un átomo de O por medio de dos enlaces covalentes. El
ángulo entre los enlaces H-O-H es de 104'5º. El oxígeno es más
electronegativo que el hidrógeno y atrae con más fuerza a los electrones de cada
enlace.
El resultado es que la molécula de agua
aunque tiene una carga total neutra (igual número de protones que de electrones
), presenta una distribución asimétrica de sus electrones, lo que la convierte
en una molécula polar, alrededor del oxígeno se concentra una densidad de carga
negativa , mientras que los núcleos de hidrógeno quedan parcialmente
desprovistos de sus electrones y manifiestan, por tanto, una densidad de carga
positiva.
Por ello se dan interacciones
dipolo-dipolo entre las propias moléculas de agua, formándose enlaces por
puentes de hidrógeno, la carga parcial negativa del oxígeno de una molécula
ejerce atracción electrostática sobre las cargas parciales positivas de los
átomos de hidrógeno de otras moléculas adyacentes.
Aunque son uniones débiles, el hecho de que alrededor de cada molécula de agua se dispongan otras cuatro molécula unidas por puentes de hidrógeno permite que se forme en el agua (líquida o sólida) una estructura de tipo reticular, responsable en gran parte de su comportamiento anómalo y de la peculiaridad de sus propiedades fisicoquímicas.
Propiedades del agua
Acción disolvente
El agua es el líquido que más sustancias
disuelve, por eso decimos que es el disolvente universal. Esta propiedad, tal
vez la más importante para la vida, se debe a su capacidad para formar puentes
de hidrógeno.
En el caso de las disoluciones iónicas los iones de las sales son atraídos por los dipolos del agua, quedando "atrapados" y recubiertos de moléculas de agua en forma de iones hidratados o solvatados.
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El agua pura tiene la capacidad de disociarse
en iones, por lo que en realidad se puede considerar una mezcla de :
agua molecular (H2O )
protones hidratados
(H3O+ ) e
iones hidroxilo
(OH-)
En
realidad esta disociación es muy débil en el agua pura, y así el producto iónico del agua a 25º es:
Este producto iónico es constante. Como en el
agua pura la concentración de hidrogeniones y de hidroxilos es la misma,
significa que la concentración de hidrogeniones es de 1 x 10 -7. Para
simplificar los cálculos Sörensen ideó expresar dichas concentraciones
utilizando logaritmos, y así definió el pH como el logaritmo
decimal cambiado de signo de la concentración de hidrogeniones.
Según esto:
disolución neutra pH = 7
disolución ácida pH < 7
disolución básica pH
=7
En la
figura se señala el pH de algunas
soluciones. En general hay que decir que la vida se desarrolla a valores de pH
próximos a la neutralidad.
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Los
organismos vivos no soportan variaciones del pH mayores de unas décimas de
unidad y por eso han desarrollado a lo largo de la evolución sistemas de tampón
o buffer, que mantienen el pH constante . Los sistemas tampón consisten en un
par ácido-base conjugada que actúan como dador y aceptor de protones
respectivamente.
El tampón bicarbonato es común en los líquidos
intercelulares, mantiene el pH en valores próximos a 7,4, gracias al equilibrio
entre el ión bicarbonato y el ácido carbónico, que a su vez se disocia en
dióxido de carbono y agua:
Si aumenta la concentración de hidrogeniones
en el medio por cualquier proceso químico, el equilibrio se desplaza a la
derecha y se elimina al exterior el exceso de CO2 producido. Si por
el contrario disminuye la concentración de hidrogeniones del medio, el
equilibrio se desplaza a la izquierda, para lo cual se toma CO2 del
medio exterior.
El
agua es imprescindible para el organismo. Por ello, las pérdidas que se producen
por la orina, las heces, el sudor y a través de los pulmones o de la piel, han
de recuperarse mediante el agua que bebemos y gracias a aquella contenida en
bebidas y alimentos.
Es
muy importante consumir una cantidad suficiente de agua cada día para el
correcto funcionamiento de los procesos de asimilación y, sobre todo, para los
de eliminación de residuos del metabolismo celular. Necesitamos unos tres litros
de agua al día como mínimo, de los que la mitad aproximadamente los obtenemos de
los alimentos y la otra mitad debemos conseguirlos bebiendo.
Por supuesto en las siguientes situaciones, esta cantidad debe
incrementarse:
Al practicar
ejercicio físico.
Cuando
la temperatura ambiente es elevada.
Cuando
tenemos fiebre.
Cuando
tenemos diarrea.
En
situaciones normales nunca existe el peligro de tomar más agua de la cuenta ya
que la ingesta excesiva de agua no se acumula, sino que se elimina.
Si
consumimos agua en grandes cantidades durante o después de las comidas,
disminuimos el grado de acidez en el estómago al diluir los jugos gástricos.
Esto puede provocar que los enzimas que requieren un determinado grado de acidez
para actuar queden inactivos y la digestión se ralentize. Los enzimas que no dejan de actuar por el
descenso de la acidez, pierden eficacia al quedar diluidos. Si las bebidas que
tomamos con las comidas están frías, la temperatura del estómago disminuye y la
digestión se ralentiza aún más.
Como norma general, debemos beber en
los intervalos entre comidas, entre dos horas después de comer y media hora
antes de la siguiente comida. Está especialmente recomendado beber uno o dos
vasos de agua nada más levantarse. Así conseguimos una mejor hidratación y
activamos los mecanismos de limpieza del organismo.
Contaminación del agua y salud
El agua
al caer con la lluvia por enfriamiento de las nubes arrastra impurezas del aire.
Al circular por la superficie o a nivel de capas profundas, se le añaden otros
contaminantes químicos, físicos o biológicos. Puede contener productos derivados
de la disolución de los terrenos: calizas (CO3Ca), calizas
dolomíticas (CO3Ca- CO3Mg), yeso
(SO4Ca-H2O), anhidrita (SO4Ca), sal (ClNa),
cloruro potásico (ClK), silicatos, oligoelementos, nitratos, hierro, potasio,
cloruros, fluoruros, así como materias orgánicas.
Hay pues una contaminación natural,
pero al tiempo puede existir otra muy notable de procedencia humana, por
actividades agrícolas, ganaderas o industriales, que hace sobrepasar la
capacidad de autodepuración de la naturaleza.
Al ser recurso imprescindible para la
vida humana y para el desarrollo socioeconómico, industrial y agrícola, una
contaminación a partir de cierto nivel cuantitativo o cualitativo, puede
plantear un problema de Salud Pública.
Los márgenes de los componentes
permitidos para destino a consumo humano, vienen definidos en los "criterios de
potabilidad" y regulados en la legislación. Ha de definirse que existe otra
Reglamentación específica, para las bebidas envasadas y aguas
medicinales.
Para abastecimientos en condiciones de
normalidad, se establece una dotación mínima de 100 litros por habitante y día,
pero no ha de olvidarse que hay núcleos, en los que por las especiales
circunstancias de desarrollo y asentamiento industrial, se pueden llegar a
necesitar hasta 500 litros, con flujos diferentes según ciertos segmentos
horarios.
Hay componentes que definen unos
"caracteres organolépticos", como calor, turbidez, olor y sabor y hay otros que
definen otros "caracteres fisicoquímicos" como temperatura, hidrogeniones (pH),
conductividad, cloruros, sulfatos, calcio, magnesio, sodio, potasio, aluminio,
dureza total, residuo seco, oxígeno disuelto y anhídrido carbónico
libre.
Todos estos caracteres, deben ser
definidos para poder utilizar con garantías, un agua en el consumo humano y de
acuerdo con la legislación vigente, tenemos los llamados "Nivel-Guía" y la
"Concentración Máxima Admisible (C.M.A.)".
Otro listado contiene, "Otros
Caracteres" que requieren especial vigilancia, pues traducen casi siempre
contaminaciones del medio ambiente, generados por el propio hombre y se refieren
a nitratos, nitritos, amonio, nitrógeno (excluidos NO2 y
NO3), oxidabilidad, sustancias extraibles, agentes tensioactivos,
hierro, manganeso, fósforo, flúor y deben estar ausentes materias en
suspensión.
Otro listado identifica, los
"caracteres relativos a las sustancias tóxicas" y define la concentración máxima
admisible para arsénico, cadmio, cianuro, cromo, mercurio, níquel, plomo,
plaguicidas e hidrocarburos policíclicos aromáticos.
Todos estos caracteres se acompañan, de
mediciones de otros que son los "microbiológicos" y los de "radioactividad" y
así se conforma, una analítica para definir en principio, una autorización para
consumo humano. Lógicamente también contiene nuestra legislación, la referencia
a los "Métodos Analíticos para cada parámetro".
Pese
a las características naturales de las aguas para destino a consumo humano y
dado su importante papel como mecanismo de transmisión de importantes agentes
microbianos que desencadenan enfermedades en el hombre, "en todo caso se exige",
que el agua destinada a consumo humano, antes de su distribución, sea sometida a
tratamiento de DESINFECCIÓN
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