viernes, 17 de agosto de 2012

EXISTENCIA EN GRADO DE INMORTALIDAD LEVE.

Existencia en grado de inmortalidad breve
Para una persona viva lo más importante que debe poseer es la salud. Debemos entender que lo normal es morir por una enfermedad, no por un incidente catastrófico, como accidentes, terremotos, asesinatos, etcétera.
Se dice que la vejez no es una enfermedad, eso es cierto si se considera que el deterioro paulatino e inevitable (hasta ahora) de las funciones celulares, no es una enfermedad.
Pero si tienes fallas en el corazón se dice que estás enfermo del corazón, y si tienes fallas en todo el cuerpo (sin remedio hasta ahora) se dice que estás viejo. Eso es lo que se dice.
Yo creo que la vejez es una enfermedad propiciada por una creencia. Esa convicción nos está dada por los padres, los abuelos, los bisabuelos, y por todos los millones de personas que han muerto desde antes que tú nacieras. Pero que además te lo han remachado día y noche todos los días de tu vida: “ALGÚN DÍA TENDRÁS QUE MORIR ¿CREES QUE TE QUEDARÁS PARA MUESTRA?”
Aún cuando tu lengua de origen sea el mandarín o el árabe, esa frase la habrás escuchado miles de veces, dentro o fuera de tu cabeza. Tanto ha sido que lo crees a pié juntillas. Si lo crees así, tu cuerpo obedecerá la orden. Y mueres en la edad aproximada a la que pensaste llegar. Interesante ¿verdad?
Bueno pues, sí. Sí resulta interesante porque a mí me tocó vivir y ver como la esperanza de vida se fue ampliando y al mismo tiempo fui y sigo siendo, partícipe y creador del acontecimiento.
En los años cincuenta la esperanza de vida era de cincuenta años. A mi alrededor la gente moría como pichones atacados por balines de escopeta, antes o despuecito de los cincuenta años de edad.
Yo era un niño que pensaba en ellos como muy jóvenes para desaparecer (morir) y me decía “Yo duraré por lo menos hasta los sesenta años de edad”. Luego la esperanza de vida se fue extendiendo y yo creía que los que morían a los sesenta estaban bien fuertes como para trabajar y que de pronto habían enfermado y partieron sin más nada. ¿Por qué no se quedaron a cumplir setenta? No recuerdo qué edad tendría yo cuando pensaba ser un anciano fuerte y trabajador a los setenta. Pero me parece que me ocurrió cuando decidí bajar de peso, antes de cumplir los sesenta años. Ahí se inició el proceso en el que estoy sumergido. Ahora tengo 73 años. Trabajo como chamaco en un parque de diversiones. Sí, ahora estoy convencido de llegar a ser un joven de cien años en actividad completa, trabajando y creando, como siempre lo he hecho. Tengo un mundo por delante y la esperanza de vida en México de 78 años, me está quedando chiquita.
Lo más interesante de ello es que según investigo, más cerca veo la posibilidad de prolongar la existencia humana en grado de inmortalidad, aunque sea inmortalidad breve, como por ejemplo: de 100 años en actividad productiva, brinques a 150 años activos y luego a 200 y ya luego te enfades y decidas mejor un nuevo comienzo; claro, hablaríamos de poder escoger alguna de varias opciones abiertas. Y también para entonces tecnológicamente, ¡cuantas otras oportunidades de vivir habría!
¿ . Enfermarte, muy pronto será cosa del pasado.
Pensemos en llegar a los cien en perfecta salud, en completa actividad física e intelectual. El como lograr sostener un pensamiento semejante después de haber vivido con uno equivocado, esa es otra tarea en la que es necesario trabajar mucho. El pensamiento positivo es el dueño del Universo. Porque… apenas hace 60 años la gente esperaba vivir 50 y un poquito más.
Gilberto Fierro Reyes, psicoterapeuta, conferencista.

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