miércoles, 12 de septiembre de 2012

LOS TRES EXPERIMENTOS QUE PUEDEN CAMBIAR LA VIDA,gregg braden

 Tres experimentos que cambian todo. III





TERCER EXPERIMENTO

Aunque el efecto de la emoción humana en la salud de nuestro cuerpo y en nuestro sistema inmunológico ha sido aceptado en las tradiciones espirituales del mundo, raramente ha sido documentado de una forma que sea útil para la persona promedio.

En 1991, se formó una organización llamada el Institute of HeartMath con el propósito específico de explorar el poder que tienen los sentimientos humanos sobre el cuerpo, y el papel que esas emociones representan en nuestro mundo. Específicamente, HeartMath decidió enfocar sus investigaciones en el lugar de nuestros cuerpos, en donde parecen originarse nuestras emociones y sentimientos: el corazón humano. El innovador trabajo de estos investigadores ha sido extensivamente publicado en periódicos de prestigio y citado en ensayos científicos.

Uno de los descubrimientos más significativos reportados por HeartMath es la documentación del campo de energía en forma de círculo, que rodea el corazón y se extiende más allá del cuerpo. Este campo de energía electromagnética existe en una configuración llamada toms y tiene un diámetro de entre 1.52 y 2.50 metros (ver la Figura 2). Aunque el campo del corazón no es el aura del cuerpo, o el prona descrito en las antiguas tradiciones sánscritas, puede muy bien ser una expresión de la energía que comienza en esta área.

Sabiendo que este campo existe, los investigadores de HeartMath se preguntaron si podía haber otro tipo de energía, que todavía no hubiese sido descubierta, que conllevara en su interior este campo conocido. Para poner a prueba su teoría, los investigadores decidieron probar los efectos de las emociones humanas en el ADN, la esencia de la vida misma.

Los experimentos fueron conducidos entre 1992 y 1995, y comenzaron por aislar el ADN humano en un vaso de precipitados en cristal y, luego, exponerlo a una poderosa forma de sentimientos conocida como emoción coherente. De acuerdo con Glen Rein y Rollin McCraty, los principales científicos, este estado fisiológico puede ser creado intencionalmente "usando técnicas de autogestión mental y emocional especialmente diseñadas, las cuales involucran: aquietar la mente voluntariamente, tornar la atención hacia el área del corazón y enfocarse en emociones positivas." Realizaron una serie de pruebas que involucraban hasta cinco personas entrenadas en la aplicación de la emoción coherente.

Usando técnicas especiales que analizan el ADN de forma química y visual, los investigadores podían detectar cualquier cambio que ocurriera.

Los resultados eran innegables y las implicaciones eran inequívocas. El punto fundamental: ¡la emoción humana cambiaba la forma del ADN! Sin tocarlo físicamente o hacer nada distinto a crear sentimientos precisos en sus cuerpos, los participantes fueron capaces de influir sobre las moléculas de ADN contenidas en el vaso de precipitados.

En el primer experimento, que involucraba solamente una persona, los efectos fueron producidos por una combinación de "intención directa, amor incondicional y representaciones visuales específicas de la molécula del ADN." En palabras de uno de los investigadores: "Estos experimentos revelan que intenciones distintas producen efectos distintos en la molécula del ADN, haciendo que se enrolle o se desenrolle." Claramente, las implicaciones van más allá de lo que teoría científica tradicional hubiera permitido hasta ahora.

Hemos sido condicionados a creer que el estado del ADN en nuestro cuerpo es un hecho determinado. Los conceptos contemporáneos sugieren que es una cantidad fija, cuando nacemos "recibimos lo que nos toca recibir", y con la excepción de drogas, químicos y campos eléctricos, nuestro ADN no cambia como respuesta a nada que podamos hacer en nuestras vidas. Pero este experimento nos demuestra que nada puede estar más lejos de la verdad.


Extracto de La Matriz Divina.
Gregg Braden.

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